miércoles, 26 de agosto de 2015

JESÚS MISERICORDIOSO

Quería que la imagen del Jesús Misericordioso fuera igual a la imagen revelada en sus visiones. En el proceso de pintar el cuadro participó activamente el p. Miguel Sopocko – el fundador de la obra, quien, a petición del pintor, posó para el cuadro vistiendo un alba. El tiempo pasado juntos dedicado a pintar fue una oportunidad para una interpretación más profunda del contenido del cuadro. Las cuestiones discutibles resolvía el Mismo Señor Jesús (Diario 299; 326; 327; 344). Muy significativa fue la conversación que mantuvo sor Faustina con Jesucristo sobre el cuadro pintado:
(…) Cuando estaba en el taller de aquel pintor que pintaba el cuadro, vi que no era tan bello como es Jesús. Me entristecí mucho por eso, sin embargo, lo oculté profundamente en mi corazón. (…) la Madre Superiora se quedó en la ciudad para arreglar algunos asuntos, yo volví sola a casa. En seguida fui a la capilla y Iloré muchísimo. Le dije al Señor: ¿Quién Te pintará tan bello como Tú eres? De repente oí estas palabras: No en la belleza del color, ni en la del pincel, está la grandeza de este cuadro, sino en Mi gracia” (Diario, 313).






Al anochecer, estando en mi celda, vi al Señor Jesús vestido con una túnica blanca. Tenía una mano levantada para bendecir y con la otra tocaba la túnica sobre el pecho. De la abertura de la túnica en el pecho, salían dos grandes rayos: uno rojo y otro pálido. En silencio, atentamente miraba al Señor, mi alma estaba llena del temor, pero también de una gran alegría. Después de un momento, Jesús me dijo: Pinta una imagen según el modelo que ves, y firma: Jesús, en Ti confío.
Deseo que esta imagen se venerada en el mundo entero. Prometo que el alma que venere esta imagen no perecerá. También prometo, ya aquí en la tierra la victoria sobre los enemigos, y particularmente en la hora de la muerte. Yo mismo la defenderé como a su propia gloria.
Por medio de este cuadro colmaré de gracias las almas.Santa Faustyna Kowalska, Diario, 47.




 "DOLOROSA"
TÉCNICA: Óleo sobre lienzo.
MEDIDAS:25 X 25 cm.

Bajo el título de la Virgen de la Soledad o de los Dolores se venera a María en muchos lugares. La fiesta de nuestra Señora de los Dolores se celebra el 15 de septiembre y recordamos en ella los sufrimientos por los que pasó María a lo largo de su vida, por haber aceptado ser la Madre del Salvador.
Este día se acompaña a María en su experiencia de un muy profundo dolor, el dolor de una madre que ve a su amado Hijo incomprendido, acusado, abandonado por los temerosos apóstoles, flagelado por los soldados romanos, coronado con espinas, escupido, abofeteado, caminando descalzo debajo de un madero astilloso y muy pesado hacia el monte Calvario, donde finalmente presenció la agonía de su muerte en una cruz, clavado de pies y manos.
María saca su fortaleza de la oración y de la confianza en que la Voluntad de Dios es lo mejor para nosotros, aunque nosotros no la comprendamos.

martes, 25 de agosto de 2015

ARTE SACRO

*Por la Encarnación del Verbo, la naturaleza divina veló su gloria al revestir la “forma servi” (Cf Flp 2, 6-11) A partir de la Resurrección, en cambio, la naturaleza humana se despoja de la “forma servi”, descubriendo la “forma Dei”.
Esta gloria del Verbo, a pesar de estar velada por la carne, se manifestó antes de la resurrección en diversas ocasiones, según el testimonio de los Evangelios.
Un caso significativo es la Transfiguración del Señor en el monte Tabor.
Allí la gloria se manifiesta en su mismo cuerpo que aparece “vestido luminoso de la divinidad”, comparable a su apariciones posteriores a la Resurrección. Como si la luz de su naturaleza divina traspasase la opacidad del cuerpo humano del Redentor.
San Juan Damasceno enseña que el Verbo, al encarnarse, no perdió el esplendor de su divinidad, sino que la veló por amor a los hombres. Se podría decir que el verdadero milagro fue el ocultamiento de su gloria.
El Catecismo de la Iglesia Católica nos enseña (Nº 115 y ss.) que la Encarnación del Hijo de Dios inauguró una nueva “economía” de las imágenes.
“En otro tiempo, Dios, que no tenía cuerpo ni figura, no podía de ningún modo ser representado con una imagen. Pero ahora que se ha hecho ver en la carne y que ha vivido con los hombres, puedo hacer una imagen de lo que he visto de Dios… con el rostro descubierto contemplamos la gloria del Señor” (S. Juan Damasceno, imag, 1,16)


“Se transfiguró delante de ellos: su rostro resplandeció como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la nieve” (Cf Mt 17,2; Mc 9,3; Lc 9,29)
En el Tabor, la verdad encarnada resplandece con extraordinaria belleza.
Aquí se concreta de la forma más elevada posible la clásica definición de Platón, asumida luego por el Aquinate, según la cual la belleza es el resplandor de la verdad”.


Dostoievski decía que “no hay ni puede haber nada más hermoso y perfecto que Cristo” y también que su naturaleza humana era “la imagen positivamente, absolutamente bella”.


Su personalidad es reflejo de la gloria del Padre. Pero el aspecto exterior de Jesús, sus rasgos, parece difícil de rastrear en los Evangelios y en los escritos de los Apóstoles: su preocupación básica es el Cristo glorioso, Hijo de Dios y Redentor y la clara afirmación de su verdadera Humanidad.
Cuando hablamos de la creación del universo y éste ser un efecto que no “queda” en el agente o causa, accedemos al ámbito de las operaciones “ad extra” de Dios. Son operaciones comunes a toda la Trinidad, que en éste caso es comunicación y donación del ser constituyendo una realidad distinta de sí.
Al hacer donación de sí, regala la existencia en la acción creadora, comunica su infinita bondad que, como tal, tiene a entregarse máximamente.


Esta nueva entidad, lleva en su misma constitución la impronta de su Hacedor, y por lo tanto encontramos en ella vestigios trinitarios: “todas estas cosas, creadas por el arte divino, manifiestan en sí cierta unidad, belleza y orden. Hay en todo esto unidad, ya se trata de naturalezas corpóreas, ya de las facultades anímicas; poseen algún grado de belleza, como las figura y cualidades de los cuerpos o las ciencias y el arte en las almas; y tienen cierto orden, como se observa en los pesos y la posición de los cuerpos, en los amores y los placeres del alma. Conocemos al Hacedor por las creaturas y descubrimos en éstas una cierta y digna proporción, el vestigio de la Trinidad. Es en esta Trinidad suma donde radica el origen supremo de todas las cosas, la belleza perfecta, el goce completo” (S. Agustín, De Trinitate)


BERNINI
Es el Hijo, la Causa Ejemplar de todo lo creado – “por él fueron hechas todas las cosas”­ - El Verbo es “el arte de Dios Padre” en el sentir de varios Padres de la Iglesia, la misma esencia divina pronunciada en el seno de la Trinidad Santísima. El Verbo es “el Cantor del Padre” como lo dijera Marechal.
Santo Tomás distingue dos tipos de imágenes: la que está en algo de la misma naturaleza y la se encuentra en algo de otra naturaleza.
“De la primera manera, el Hijo es la imagen del Padre; de la segunda, el hombre es llamado imagen de Dios. Y para indicar la imperfección de la imagen en el hombre no se dice simplemente que es imagen de Dios, sino que es a su imagen, por donde se significa cierto movimiento que tiende a la perfección.
En cambio del Hijo de Dios no se puede decir que sea a imagen, porque El es la perfecta imagen del Padre” (S. Th. I, q 35, 2)


De allí que si el Padre se complace en los hombres, es porque en ellos encuentra reflejado al Verbo, y de ese modo se complace siempre, en última instancia en su Imagen natural.
Facultad exclusiva de la especie humana es la creación artística.


El artista es capaz de hacer existir una nueva realidad, no ex nihilo, como Dios, pero sí totalmente original.


A partir de lo que en la filosofía del arte es llamada forma germinal, en la mente del artista, éste produce un nuevo ser autónomo que es la obra de arte concre, libremente concebida, como expresión reflexiva de la belleza bajo una forma sensible (Cf. “Arte y escolástica”, de J. Maritain)


La clase de existencia que el artista otorga a su obra presupone siempre su propia existencia, que a diferencia de la de Dios es “recibida”…
A su manera, la creación artística constituye una importante contribución a la naturaleza, ya que incorpora una serie de seres que no se encuentran en ella, objetos cuya existencia, esencia y estructura se justifican por el placer de aprehenderlos.
Lo bello – aquello cuya captación place-, es solamente para ser bello sin ninguna otra utilidad.


La belleza, el arte y la liturgia no pertenecen al reino de lo útil.


El artista ama su obra con un amor tan personal como si fuera su hija, pensando que no morirá del todo, perviviendo en la belleza formal que logró imprimirle, le deja “la mitad de su espíritu”.


Dejó una ventana abierta al absoluto, según Pío XII, para quien la función del arte es “romper el círculo estrecho y angustioso de lo finito en el cual el hombre está encerrado mientras vive acá abajo, y abrir como una ventana a su espíritu para que aspire a lo infinito”.
Concordamos con Maritain para quien el arte cristiano se define por el sujeto en quien se da y por el espíritu de donde procede; se dice arte cristiano o arte de cristiano, como se dice arte de abeja o arte de hombre.
Es el arte de la humanidad redimida. No puede un árbol bueno producir frutos malos; si somos, o al menos devenimos (como diría Castellani) cristianos, el fruto artístico será siempre cristiano, porque de la grandeza de la forma, que proviene del lado del espíritu, hablará la expresión sensible.
Claro, que no debemos creer que las buenas intenciones morales suplirán a la calidad de la técnica o de la inspiración y son suficientes para ejecutar una obra. Esto sería una falta contra la gratuidad de toda producción artística.


No estará de más recordar los ingredientes de la belleza, señalados por el Angélico:
“En primer lugar la integridad, o perfección; pues la cosas que están disminuidas, por eso mismo son defectuosas. Además la debida proporción, o sea consonancia. Y por último la claridad: por lo cual las cosas que tienen colores nítidos se dice que son bellas” (S.Th. I q 39 a 8)


Según Sertillanges, todo artista que abordare un asunto de fe, debiera tener en cuenta:
1) Una justa idea de los que es el dogma. Nada peor que una pálida aproximación. Piénsese, por ejemplo, que hasta el siglo XV no aparecen errores doctrinales en las reproducciones artísticas.
2) El artista no debe desdoblarse en artista y cristiano. Artista-cristiano de una sola pieza. La idea cristiana debe dominar sus facultades.
3) Debe desechar de sus producciones todo elemento hostil a la idea que ha intentado reproducir.


A esta altura de nuestra exposición ubiquemos al arte sacro.


El arte sacro, ya se ve es arte cristiano, y no todo arte cristiano es sacro, pues aunque su inspiración sea religiosa, no necesariamente ha de ser de hecho incorporado a un uso sagrado o decorar una iglesia.


En otro lugar se ha hablado de la finalidad de la destinación del arte sacro.
Si hemos dicho que el arte es una sobreabundancia gratuita de la riqueza interior del ser humano, el arte sacro llevará al hombre, como reflujo, a la adoración, a la oración y al amor de Dios.
No es que el arte tenga eficacia ex opere operato en nuestra vida religiosa: Dios no ha vinculado la verdad y la gracia a una expresión artística. Pero es un valiosísimo auxiliar –como la belleza litúrgica- ut lyra Christus. Recordemos cómo la belleza del culto católico ha sido de influencia decisiva en la conversión de muchos. Baste leer, por ejemplo, en las Confesiones de S. Agustín el relato de su estremecimiento con los cánticos en el templo y también las conmovedoras páginas de Paul Loewngar.


El Catecismo de la Iglesia Católica nos enseña que “El arte sacro es verdadero y bello cuando corresponde por su forma a su vocación propia: evocar y glorificar, en la fe y la adoración, el Misterio trascendente de Dios, Belleza sobre eminente e invisible de Verdad y de Amor, manifestado en Cristo… belleza espiritual reflejada en la Santísima Virgen Madre de Dios, en los Ángeles y en los Santos” (cf 2502)


Estas son pautas de legitimación y parámetros de juicio que ya había recordado la Constitución sobre la Sagrada Liturgia del último Concilio Vaticano: “por eso los obispos deben personalmente… vigilar y promover el arte sacro… y apartar con la misma atención religiosa de la liturgia y de los edificios de culto todo lo que no está de acuerdo con la verdad de la fe y la auténtica belleza del arte sacro” (S.C. 122-127)


Recordaba el Cardenal Ratzinger: “La única apología verdadera del cristianismo puede reducirse a dos argumentos: los santos que la Iglesia ha elevado a los altares y el arte que ha surgido en su seno.


El Señor se hace creíble por la grandeza sublima de la santidad y por la magnificencia del arte desplegadas en el interior de la comunidad creyente, más que por los subterfugios que la apologética ha elaborado para justificar las numerosas sombras que oscurecen la trayectoria humana de la Iglesia. Si la Iglesia debe seguir convirtiendo, y, por lo tanto, humanizado el mundo, ¿cómo puede renunciar en su liturgia a la belleza que se encuentra íntimamente unida al amor y al esplendor de la Resurrección? No, los cristianos no deben contentarse fácilmente; deben hacer de su Iglesia hogar de la belleza –y, por lo tanto de la verdad-, sin la cual el mundo no sería otra cosa que la antesala del infierno” (Cf. “Informe sobre la Fe”)


Más adelante comenta el Cardenal de un eminente teólogo, uno de los líderes del pensamiento posconciliar (cuyo nombre calla por prudencia), que le confesaba, sin empacho alguno, que se sentía un bárbaro en materia de arte.


Un teólogo que no ama el arte, la poesía, la música, la naturaleza, puede ser peligroso. Esta ceguera y sordera para lo bello no es cosa secundaria; se refleja necesariamente también en su teología”, concluía.


Lo que hace al artista, no es el artista; son los que oran. Y los que oran no obtienen otra cosa que lo que piden… El arte sacro es una consecuencia de la oración.


Muchos artesanos del Medioevo estaban guiados por monjes o ellos mismos lo eran. Y ya no sabemos si es un monje el artesano o u artista que para contemplar la Suma Belleza, ha elegido la libertad de un claustro.
Decía Miguel Ángel del Beato Angélico que fue preciso que Dios arrebatase al mismo cielo a este fraile para hacerle ver el modelo de sus imágenes saturadas de sacralidad…
Por más paganizantes que puedan parecernos los artistas del Renacimiento, seguían embebidos de la Fe. Cercanos a la Edad Media tumultuosa y apasionada, pero heroicamente cristiana, mantuvieron pura la fe, cuya profunda marca sobre nuestra civilización no han podido borrarla los posteriores siglos de cultura “antropocéntrica”.
Igual se produciría, inevitable, la ruptura entre la Fe y las facultades de la imaginación y la sensibilidad.
El jansenismo despojará al espíritu de la carne, con nefastas consecuencias no sólo en el arte, sino en la espiritualidad y la vida cristiana.


El gótico tenía por objeto representar ingenua y cándidamente los hechos concretos y las verdades históricas de la Fe a los ojos de la muchedumbre, como una gigantesca Biblia que se despliega en catequesis de piedra, luz y vidrio.


El arte posterior al Concilio de Trento, impropiamente llamado “barroco”, tendrá como objetivo mostrar con estrépito, elocuencia, grandiosidad y a menudo con el patetismo más emocionante ese espacio vacante, dispuesto a una posible manifestación apoteósica de la teología.
No olvidemos que la Teología, en su cúspide más alta –la doxología- y también la mística, no se exime del barroquismo, por la intrínseca limitación de nuestro pensamiento y nuestra palabra: Dios es inefable.
Lo que logramos expresar de Él, lo hacemos por acumulación de negaciones y afirmaciones…


Podríamos, entonces decir, que el gótico ha sido el arte de la cristiandad y el barroco el de la catolicidad.
RUBENS


Creo que, en tanto que aquel no conoció en su momento las divisiones en la sólida unidad de la Fe, éste fue una reacción al protestantismo que vació de humanidad y sobrenaturalidad el misterio de Cristo: un horror al vacío luterano de la sola fides y la sola Scriptura.


Extraigo algún párrafo de unas cartas de Marie-Charles Dulac: “Hay algo que yo desearía y por lo cual ruego: que todo lo que es bello sea traído de vuelta a Dios y sirva para alabarlo. Todo lo que vemos en las criaturas y en la creación, todo debe serle devuelto, y lo que me aflige es ver a su Esposa, nuestra Madre, la Santa Iglesia, ornada de horrores. Es tan feo todo lo que manifiesta exteriormente, a ella que por dentro es tan bella; todos los esfuerzos se encaminan a hacerla grotesca; su cuerpo ha sido desde el comienzo entregado desnudo a las fieras; después los artistas pusieron toda su alma en adornarla, mas luego la vanidad y por último la industria se mezclaron en esto y así disfrazada se la entrega al ridículo. Que es otro género de fiera, menos noble que un león y más malo…” (25-VI-1897)


Para quien se atreva a mirarlo de frente, mucho arte sacro actual exhibe todos nuestros pecados: debilidad, indigencia, timidez de a fe y del sentimiento, sequedad del corazón, disgusto por lo sobrenatural.
Pero sin embargo, el alma en el interior permanece viva, infinitamente dolorosa, paciente, y a la espera.


El hombre contemporáneo, y también muchos de nuestros cristianos, pretenden haberse vuelto esencialistas, capaces de prescindir y quedarse con lo único importante. Y a fuerza de pelar la cebolla, se han encontrado sin nada y con muchas lágrimas.
El sentido de lo sobrenatural nos hará redescubrir la legítima emoción religiosa que provoca el arte sacro y que los primitivos supieron captar y transmitir.
Alabad al Señor con maestría. No hay detalle que no pueda ser objeto de arte. Los detalles más pequeños de la crestería de una catedral gótica estaban hechos para que sólo Dios los viera desde Su altura.
El gusto artístico, la sensibilidad por el arte, deben ser educados.
Las obras de arte no fueron realizadas para ser expuestas en un museo o ser ejecutadas en auditorios, fuera del ámbito que les es propio. Este arte debe ser devuelto al Altísimo, a la Belleza misma.




lunes, 24 de agosto de 2015


"JESÚS "
TÉCNICA: Óleo sobre tela.
MEDIDAS: 40 X 37 Cm. 
2014.
 
Estas divinas lecciones nos levantan el corazón, para que la desesperanza no nos deprima, y al mismo tiempo lo aterran, para que no nos lleve el viento de la soberbia. Dificultoso,

 por demás, había de sernos seguir el camino medio, verdadero y derecho, como si dijésemos entre la izquierda de la desesperación y la derecha de la presunción, si Cristo no dijese: Yo soy el camino, la verdad y la vida. 
O en palabras semejantes: 
«¿Por dónde quieres ir? Yo soy el camino. 
¿A dónde quieres ir? Yo soy la verdad. 
¿Dónde quieres detenerte? Yo soy la vida.»
Vayamos, pues, tranquilamente por este camino; mas ¡cuidado con las asechanzas a la vera del camino!

No se atreve el enemigo a poner celada en el mismo camino, porque el camino es Cristo; pero a la vera del camino es cierto que no se cansa de ponerlas. Por eso dice un salmo: Junto a las sendas me pusieron tropiezos. Y en otro lugar dice la Escritura: Entre lazos andas. Estos lazos entre los que andamos no están en el camino, sino a la vera del camino. ¿De qué te asustas, qué temes por el camino? Teme si te sales de él.

 Porque, si al enemigo se le deja poner lazos junto al camino, es para que, con la alegría de la seguridad, no se abandone el camino derecho y vaya el caminante a dar en las celadas.
San Agustín de Hipona. Sermón 142.



PASION DE JESUCRISTO
TÉCNICA: Óleo sobre tela.
MEDIDAS: 40 X 37 Cm.

viernes, 21 de agosto de 2015

CULTURA

Los antiguos se referían a la cultura como “todas las formas en que los seres humanos sobrepasan su barbarismo original, y que por medio  de artificios, se hacen completamente humanos”. 
*Cultura -de colere- se refirió primero a la agri-cultura. Y ya, en Catón el Viejo (s. III a. C.). Cultor vitis es el que cultiva la viña; cultores veritatis, fraudis inimici, son, según Cicerón, los amigos de la verdad y enemigos del fraude; Marcial llama "cultor Minervae" a quien cultiva las letras. Para Cicerón, Philosophia est cultura animi ; y el culto y práctica religiosa es Cultura Dei.
La cultura es, ante todo, una labranza o laboreo, esfuerzo de las potencias espirituales y materiales para la elevación del hombre. Es también el mejor resultado de ese esfuerzo conseguido a través del tiempo por los diferentes pueblos. Engloba todos los valores que elevan al hombre y su dignidad en los distintos niveles. La cultura da al hombre capacidad de encontrarse a sí mismo y facilita caminos de superación.  La vida humana sin el cultivo del espíritu se deshumaniza, se animaliza por completo. 

Cultura es, pues, concepto y contenido positivos. Nos enseña responsabilidad. El hombre se reconoce a sí mismo como proyecto y busca valores que lo perfeccionen y lo trasciendan. Por el contrario, lo que se oponga a esta aspiración de ser mejores y al esmero ético de crecer en dignidad, será, según los casos, incultura, subcultura, pseudocultura, anticultura, contracultura.
Cultura es, ante todo, el mejoramiento intelectual y moral de la persona y el resultado de ese mejoramiento. Una cultura del hombre sólo es auténtica cultura humana y humanista si está abierta a los valores absolutos, los cuales no tienen en el hombre su más radical fundamento. Y una civilización sólo será humana y positiva si logra una situación jurídica y una cultura donde el hombre se afirme, porque ancla en las exigencias más profundas de su propia naturaleza, y por la cual el hombre puede acceder a la Verdad, al Bien y a la Belleza, que son los tres órdenes de la verdadera cultura y fuente de toda verdadera felicidad

*Por cultura se entiende esencialmente la formación de la persona humana. Cultura es “camino de vida en común” de unas personas. Una comprensión correcta de cultura es necesaria para una completa apreciación del pasado, un aceptación del presente, y una planificación prudente para el futuro. El occidente, nuestro país, nuestra familia y nuestra propia vida depende de nuestro entendimiento de la cultura.  *La cultura es el conjunto de ideas que un pueblo tiene y que dan sentidos a sus estructuras sociales, a su modo de entender  a la persona humana y que motiva el modo en que  viven y se relacionan unos con otros. Esas ideas pueden estar de acuerdo con la dignidad humana o no. Una cultura que tiene ideas que van en contra de la dignidad humana; va en camino a autodestruirse.
*La cultura es el contenido (lo significativo) no el fin; estudiamos el pasado para clarificar el presente, en orden de proceder prudentemente hacia un futuro. Estamos llamados a vivir "sub specie aeternitatis"  bajo un aspecto de eternidad. El hombre procede hacia su fin, de acuerdo a su propia visión de la realidad, en comunión con otros hombres, y en respuesta a las posibilidades presentadas por el mundo material. Este esfuerzo unificado constituye generalmente la cultura.


 



-Por Cultura; también podemos proponer la definición que señala: el conjunto de prácticas y creencias, de convicciones e instituciones por las que la gente encuentra y expresa su identidad colectiva. Toda cultura se desarrolla o fluye de tres fuentes Trascendentales: una hacia el Bien, otra hacia la Belleza y por último hacia la Verdad.

*Los sistemas políticos (ideologías), Legales y jurídicos; están ordenados por la búsqueda de lo Justo, o lo moralmente bueno, sino están totalmente corruptos.

*Los medios (diarios, t.v. radio), las universidades, las escuelas, las Ciencias, incluso Internet ; están ordenados, al menos idealmente, por la búsqueda de la Verdad.

*Las Artes plásticas, el cine, la música, y la literatura; están ordenados, en los mejores casos, hacia la realización de la Belleza.

  Es necesario este retorno a la integración de la cultura. Que no quiere decir volver hacia atrás, sino lo contrario: dejar las estructuras del siglo XX, ya sin interminables propagandas (directas o subliminales) ideológicas, o simplemente de consumo, para que encontremos un sentido real.





"CRISTO RESUCITADO"
TÉCNICA: Oléo sobre tela.
MEDIDAS: 25,5 x 20 cm. 

San Gregorio, In Evang. hom. 22
Esta descripción tan detallada del Evangelista no carece de misterio. 
San Juan, el más joven de los dos, representa la sinagoga judía, y Pedro, el más anciano, la Iglesia universal. Aunque la sinagoga de los judíos precedió en el culto divino a la Iglesia de los gentiles, sin embargo, fue superada en número por la multitud de los gentiles. Corrieron ambas juntamente, porque desde su nacimiento hasta su ocaso, aunque en distinto sentido, corren juntas. La sinagoga llegó primero al monumento, pero no entró, porque aunque entendió los mandatos de la Ley sobre las profecías de la Encarnación y Pasión y muerte del Señor, no quiso creer. Llegó después Simón Pedro y entró en el sepulcro, porque la Iglesia de las naciones, que siguió la última, creyó a Cristo muerto en su humanidad y vivo en su divinidad. El sudario, pues, de la cabeza del Señor, no fue encontrado con los lienzos, porque Dios es la cabeza de Cristo, y los misterios de su divinidad son incomprensibles a la flaqueza de nuestra inteligencia y superiores a las facultades de la naturaleza humana. 
Se ha dicho que el sudario se ha encontrado, no sólo separado, sino envuelto, porque el lienzo que sirve de envoltura a la cabeza divina, demuestra su grandeza en que no tiene principio ni fin. Esta es, pues, la razón por qué se encontró solo en otro lugar, porque Dios no se encuentra entre las almas que están divididas, y sólo merecen recibir su gracia las que no viven separadas por el escándalo de las sectas. Pero como el lienzo que cubre la cabeza de los operarios sirve para enjugar el sudor, puede entenderse con el nombre de sudario la obra de Dios, que aunque permanece tranquilo e inmutable en sí mismo, manifiesta que sufre y trabaja en la dura perversidad de los hombres. El sudario que había estado sobre su cabeza y encontrado aparte, demuestra que la Pasión de nuestro Redentor es muy diversa de la nuestra, porque El la padeció sin culpa, y nosotros por nuestros pecados; El se ofreció a ella voluntariamente, y nosotros la sufrimos contra nuestra voluntad. Después que entró Pedro entró Juan, porque al fin del mundo Judea entrará también en la fe del Salvador.

JESUCRISTO







JESUCRISTO DE NAZARETH
   TÉCNICA: Oléo sobre tela.
   MEDIDAS: 47 x 37 cm.
2015.

Orígenes, in Ioannem, tom. 3
Conviene tener en cuenta que el Salvador dice de algunas cosas que no son para sí sino para otros, mientras que de otras dice que son tanto para sí como para otros.
 Donde dice: "Lo que ha sido hecho en el Verbo era vida", debe examinarse si es vida para sí y para otros, o para otros únicamente. Y si para otros, para qué otros.
 La vida es lo mismo que la luz. El es la luz de los hombres, y así El es la vida de los hombres, de quienes es luz. Y de este modo cuando se dice vida, puede decirse el Salvador, vida, no de sí mismo, sino de otros de quienes es también luz. 
 Esta vida existe en el Verbo de Dios de una manera inseparable, y existe juntamente desde que ha sido hecha por El. Conviene, pues, que la razón o el verbo preexista en el alma para purificarla, a fin de que, una vez limpia de sus pecados, aparezca pura, y se introduzca así, y se engendre la vida en aquél que se ha hecho susceptible del Verbo de Dios. No se dice que el Verbo fue hecho en el principio, porque no existía el principio sin el Verbo de Dios; pero la vida de los hombres no estaba siempre en el Verbo, sino que esta vida de los hombres fue hecha porque la vida es la luz de los hombres. Cuando el hombre no existía, tampoco existía la luz de los hombres que después habían de poder ver. 
Y por tanto dice: "Lo que ha sido hecho en el Verbo era vida". Y no "lo que estaba en el Verbo era vida". Se encuentra otra variante aceptable, que dice: "Lo que ha sido hecho en El es vida". Si entendemos, pues, que la vida de los hombres, que está en el Verbo, es Aquél de quien dice San Juan: "Yo soy la vida" ( Jn 14,6), debemos confesar que no vive ninguno de los infieles de Cristo, sino que están muertos todos los que no viven en Dios.


MARIA MAGDALENA ÉXTASIS

MARÍA MAGDALENA (Verones)
TÉCNICA:Óleo sobre tela.
MEDIDAS:41,5 x 33cm.
2015.

La tradición oriental afirma que, después de Pentecostés, María Magdalena fue a vivir a Efeso con la Virgen María y San Juan y que murió ahí. A mediados del siglo VIII, San Wilibaldo visitó en Efeso el santuario de María Magdalena.  En el 886 fueron llevadas sus reliquias a Constantinopla.
Según la tradición francesa muy difundida en occidente, María Magdalena fue con Lázaro y Marta a evangelizar la Provenza, Francia y pasó los últimos treinta años de su vida en los Alpes Marítimos, en la caverna de La Sainte Baume. Poco antes de su muerte, fue trasladada milagrosamente a la capilla de San Maximino, donde recibió los últimos sacramentos y fue enterrada por el santo.

La pecadora fue perdonada por Jesús. Se cumplió en ella el Salmo 51 "Un corazón humillado y arrepentido, Dios nunca lo desprecia".
María Magdalena es la mujer que fue fiel a Jesús hasta el final y que El escogió para ser testigo de la Resurrección ante los apóstoles.
Santa María Magdalena, ruega por nosotros.

Michelangelo Merisi da CARAVAGGIO

DAVID (Caravaggio)
TÉCNICA: Óleo sobre tela.
MEDIDAS:20 x 20CM.





JUDITH(Caravaggio)
TÉCNICA: Óleo sobre tela.
MEDIDAS: 33 x 25,5CM.

SANTA CATALINA DE ALEJANDRIA (Caravaggio)
TÉCNICA: Óleo sobre tela.
MEDIDAS: 33 X 30CM.




SAN JUAN BAUTISTA (Caravaggio)
TÉCNICA: Óleo sobre tela.
MEDIDAS: 24 X 24CM.

MARÍA MAGDALENA

 MARÍA MAGDALENA
TÉCNICA: Óleo sobre lienzo.
MEDIDAS:42,5 x 32,5 cm.

María: "Preferida de Dios"
Magdalena: Se deriva de Magdala, población situada sobre la orilla occidental del mar de Galilea, al norte de la ciudad de Tiberíades, o de expresión del Talmud que significa "rizar pelo de mujer", en referencia a las adúlteras.

«La historia de María de Magdala recuerda a todos una verdad fundamental: discípulo de Cristo es quien, en la experiencia de la debilidad humana, ha tenido la humildad de pedirle ayuda, ha sido curado por él, y le ha seguido de cerca, convirtiéndose en testigo de la potencia de su amor misericordioso, que es más fuerte que el pecado y la muerte». -Benedicto XVI, 23 Julio, 2006

ECCEHOMO y Madonna


ECCE HOMO (Tiziano)
TÉCNICA: Oléo sobre tela.
MEDIDAS: 33X 25,5CM.

MADONNA (Tiziano)
TÉCNICA: Oléo sobre tela.
MEDIDAS: 27 X 24 CM.

CRISTO CORONADO DE ESPINAS

CRISTO CORONADO (RENI)
TÉCNICA: Óleo sobre lienzo.
MEDIDAS: 27 x 25,5 cm.


ECCE HOMO (RENI)
TÉCNICA: Óleo sobre lienzo.
MEDIDAS: 20,5 x 16 cm.
2015.
Orígenes, in Matthaeum, 35
También puede decirse que la caña fue un misterio, porque antes que creyéramos confiábamos en el báculo de caña de los egipcios o de cualquiera otro pueblo enemigo de Dios.
 Y esta caña es la que aceptó para triunfar con ella en el árbol de la cruz. Hieren además con esta caña la cabeza de Jesucristo porque el poder enemigo dirige constantemente sus tiros contra Dios Padre, cabeza del Salvador.

VIRGEN DE VELO AZUL

VIRGEN
TECNICA: Óleo sobre tela.
MEDIDAS: 36 X 27 cm.

"Toda la tierra está llena de su gloria, particularmente entre los cristianos que la han escogido por tutelar y patrona de varias naciones, provincias, diócesis y ciudades. ¡Cuántas catedrales no se hallan consagradas a Dios bajo su advocación! ¡No hay Iglesia sin un altar en su honor, ni comarca ni región donde no se dé culto a alguna de sus imágenes milagrosas, donde se cura toda suerte de enfermedades y se obtiene toda clase de bienes! ¡Cuántas cofradías y congregaciones en su honor! ¡Cuántos institutos religiosos colocados bajo su nombre y protección! ¡Cuántos congregantes en las asociaciones piadosas, cuántos religiosos en todas las Órdenes! ¡Todos publican sus alabanzas y proclaman sus misericordias!"
 San Luis María Grignon de Montfort.